Tecnología y arte


     

 

El control del fuego

La utilización del fuego representó el adelanto más importante, hasta la aparición de la agricultura. Antes de que aprendiera a producirlo, el hombre del paleolítico podía obtener fuego de los incendios espontáneos provocados por la combustión de materias orgánicas en descomposición, por los rayos que caían durante las tormentas, de las erupciones volcánicas, del gas natural, etcétera.


Se cree que los seres humanos aprendieron a producir fuego a partir de la chispa que resulta de golpear el pedernal contra un trozo de pirita de hierro, de la rotación manual de un palo sobre la madera o por el calor generado al comprimir aire en un tubo de bambú. Con estas chispas se prendían plantas secas y luego se conservaba viva la flama.

El fuego proporcionaba luz y calor. Como fuente de energía sirvió para calentar las cuevas en zonas frías y se utilizó para cocinar alimentos que eran difíciles de comer crudos, como el tuétano de los huesos, y para conservar jugos. Con las llamas del fuego se endurecían las lanzas de madera y se encendían antorchas que se colocaban a la entrada de las cuevas para ahuyentar a animales que merodeaban por ahí. También servía para quemar maleza, hacer señales, dirigir la caza, trabajar el hueso, la madera y el sílex, preparar colorantes con ocre o carbón vegetal, etcétera.

El fuego, como foco de luz y calor, favorecía la reunión de gente a su alrededor al oscurecer, lo que promovía la conciencia de grupo. El fuego también contribuyó a mostrar diferencias entre los miembros de una misma comunidad. Aparecieron especialistas en su conservación, que eran muy respetados, pues de ellos podía depender la vida de otros miembros del grupo.

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Gracias al fuego el hombre pudo soportar las noches frías y pudo penetrar en las regiones templadas y aún en las árticas. El hombre ya no tuvo que limitar sus movimientos a un tipo restringido de clima y sus actividades no quedaron determinadas necesariamente por la luz del sol. Alimentando y apagando el fuego, transportándolo y utilizándolo, el hombre se diferenció completamente de la conducta de los otros animales. De este modo, afirmó su humanidad.

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