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Además de fabricar hachas de mano de piedra, el homo erectus también dejó los primeros restos de viviendas construidas, de objetos de madera tallada, la primera lanza de madera y el recipiente más primitivo, un cuenco de madera. Pero su mayor avance cultural fue que aprendió a manejar el fuego. Se han encontrado los primeros indicios de su utilización en China, hace 300 mil años y se atribuyen al “hombre de Pekín”, una versión del homo erectus.

Los Homo sapiens u “hombres inteligentes” comenzaron a fabricar cuchillos, mazos de madera y lanzas de este mismo material endurecidas al fuego. Asimismo, hizo instrumentos y armas de piedra y hueso, sencillos vestidos de piel, utensilios domésticos de cuernos de animales y tuvo ritos funerarios; sabía encender el fuego, con el que calentaba y cocinaba sus alimentos e hizo pequeñas estatuillas con fines mágicos.

El hombre de Cro-Magnon, el primer Homo sapiens sapiens, que vivió hace 40 mil años, fabricó afiladas puntas de lanza, hojas de cuchillo, picos, hachas y otras herramientas por medio de un lascado cuidadoso. Además aprendió que una piedra calentada al fuego y enfriada después lentamente se podía trabajar con mayor facilidad y precisión. Elaboró dardos y lanzas de madera que dotó de puntas de pedernal u obsidiana en forma de flecha, o sobre las que insertó arpones de hueso con numerosos garfios.

El Cro-Magnon se enfrentó, en hordas de 15 a 30 hombres, a la caza de grandes animales, como el mamut y el oso de las cavernas. Para la caza utilizó trampas y canoas para la pesca. También aprendió a trabajar las piedras con cinceles y martillos de madera, hueso o cuerno, con lo que logró trabajos más finos. Sus viviendas se ubicaban en las entradas de cuevas o bien eran refugios colectivos con paredes de pieles y cueros, reforzadas con huesos de animales, y con tejados de hojas o de paja.

A finales el Paleolítico se empleaba la hoz para cortar ciertas plantas silvestres. Se disponía de arcos y flechas con puntas de sílex, lanzas y propulsores. Gracias a ellos se incrementó la velocidad de los proyectiles, su alcance, potencia y propulsión. También se construían anzuelos y arpones y con el hueso se hacían agujas.

 

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