Cuando
el Islam se apoderó del Mediterráneo
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Sin embargo, el orden mundial que sobrevivió a las invasiones germánicas no pudo hacerlo a la invasión del Islam. Entre el siglo VII y VIII, bastaron poco más de cincuenta años para que el Islam se extendiese del Mar de China al Océano Atlántico. Conquistó el imperio Persa en 633-644, arrebató al imperio bizantino Siria en 634-636, se apoderó de Egipto en 640-642 y de África del Norte en 643-708 e irrumpió en España en 711. Su avance invasor no cesará sino hasta comienzos del siglo VIII, cuando los muros de Constantinopla (en 717) y los soldados de Carlos Martel (en 732) lograron detenerlos. |
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El
empuje islámico desarticuló al mundo antiguo. Acabó
con la comunidad de civilizaciones que se agrupaban alrededor de un mar
que comunicaba y relacionaba todas sus partes. En los lugares que conquistó,
el Islam sustituyó a la fe cristiana, el derecho musulmán
al derecho romano y la lengua árabe a la lengua griega y latina.
El Mediterráneo se transformó de un lago romano a un lago
musulmán. Desde entonces separó, en vez de unir, el Oriente
y Occidente europeos. Entonces se rompió el vínculo que
unía al Imperio Bizantino con los reinos germánicos del
oeste.
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Occidente, a través de los fenicios, los griegos y los romanos, había recibido su civilización de Oriente a través del Mediterráneo. Tras el bloqueo de este espacio de comunicación por parte de los musulmanes, Europa se vio obligada a vivir de sus propios recursos. El centro de gravedad europeo, situado hasta entonces al borde del mar, se desplazó hacia el norte y como resultado, el Estado franco se convirtió en el nuevo centro de poder y sobre el que se sentarán las bases económicas, políticas y culturales de la Europa medieval. |
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