Muerte negra: la peste que asoló a Europa en el siglo XIV

     

Durante los años de la peste negra los alimentos escasearon porque en muchos lugares no quedaba quien cultivara los campos. También se abandonaron muchas granjas y bienes que quedaron sin propietario fueron ilegalmente ocupadas. Las empresas comerciales se derrumbaron. Las escuelas, las universidades y los servicios de beneficencia cerraron sus puertas debido a la falta de personal que los dirigiera.

Murieron profesionistas que entraron en contacto con los enfermos, tales como juristas, notarios, religiosos y médicos. La artesanía sufrió pérdidas irreparables por la muerte de los maestros de sus gremios, quienes eran los que transmitían sus conocimientos a los aprendices. La continuidad se interrumpió bruscamente en casi todas las instituciones básicas.


Ante el terror inmenso que provocó este mal desconocido, se buscó la explicación en lo sobrenatural. La peste se consideró un castigo divino por los pecados de los mortales. En plena desesperación, se buscaron culpables y víctimas que calmaran la ira divina. Se dijo que los judíos y los leprosos habían envenenado los pozos y se desencadenó una ola de violencia contra ellos.

Los hombres de esos tiempos estaban convencidos de que la podredumbre del alma se reflejaba en el cuerpo, y por eso los leprosos, por su mero aspecto corporal, se consideraban pecadores. También se desconfió de todos los extranjeros y de los peregrinos. Las ciudades y aldeas cerraron sus murallas para protegerse de la enfermedad.

El miedo a los “otros” (llámense judíos, extranjeros o leprosos) se propagó, y fue tan dañino como la peste porque causó persecuciones y muertes injustas que dificultaban aún más la resistencia de los debilitados pobladores. La ciencia médica de la época tenía creencias acerca de cómo se contaminaban los enfermos de peste, pero sin duda desconocían los mecanismos de transmisión: de esta manera la explicación de un Dios vengador, que castigaba a los pecadores, dominó las conciencias de los europeos medievales.

 

La muerte negra.

Durante medio siglo la peste continuó en estado endémico. Regresó cada cuatro o cinco años, hasta principios del siglo XV, cuando los organismos humanos pudieron desarrollar cierto nivel de anticuerpos que les permitieron resistir a la enfermedad. Igualmente, los brotes previos hicieron una especie de “selección natural”, en la que se mantuvieron vivos los individuos que por una u otra razón tenían cierta resistencia al mal.

Paradójicamente, el despoblamiento que causó la peste provocó un auge generalizado del nivel de vida en el siglo XV. La enfermedad redujo en Europa el exceso de población acumulado. Como había menos gente se repartieron más bienes y recursos, de manera que las ciudades crecieron por los campesinos que emigraron a ellas.
FUENTE:
Georges Duby, Año 1000, Año 2000. La huella de nuestros miedos, Editorial Andrés Bello, 1995.
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