El Destino Manifiesto: ¿ideal o justificación?

     

Walt Whitman, el poeta del Destino Manifiesto

Walt Whitman (1819-1892), de quien puede pensarse que es el máximo poeta de la literatura estadounidense, expresó a través de sus escritos las convicciones del Destino Manifiesto. Whitman decía que el pueblo norteamericano no debía imitar a la civilización europea porque era ajena a la realidad de los Estados Unidos. El poeta creía que la fuente de inspiración de la cultura estadounidense debía emanar de la propia naturaleza americana. Whitman exaltaba todas las regiones de Norteamérica pero especialmente los territorios del Oeste, pues estaba convencido de que ahí nacería la auténtica cultura estadounidense. Para él, la costa Este representaba el pasado porque se había desarrollado bajo la sombra de Europa; en cambio, el futuro se encontraba en los territorios por explorar. Whitman quería que la Unión americana se expandiera hasta incluir el Caribe y Centroamérica. Escribió en 1846:

Nos encanta disfrutar con pensamientos acerca de la futura extensión y poderío de esta república, porque con su crecimiento, crecen la felicidad y libertad humanas.  
Según Whitman, para escribir su obra capital, Leaves of Grass, publicada en 1855, tuvo en mente las regiones del Mississippi y de las grandes llanuras centrales, las montañas Rocallosas y los paisajes del Pacífico. Otro de sus poemas célebres es “Pioneers! O Pioneers!” (“¡Pioneros! Oh ¡Pioneros!”), publicado en 1865. Aquí el poeta predice que los norteamericanos conquistarán la naturaleza indomable y escalarán las montañas que los separan de la costa del Pacífico, donde inaugurarán una nueva era en la historia de la humanidad. En otros de sus poemas habla de la expansión territorial y de los beneficios de la civilización, como en “Years of the Unperform’d” donde hace una alabanza a los colonizadores que llevan la tecnología a donde van, como el barco de vapor, el telégrafo eléctrico, el periódico, la maquinaria mecánica, etcétera.


Frederic Edwin Church, River Landscape, 1848.

 
La pintura de paisaje: el Destino Manifiesto en el arte

Uno de los aspectos culturales más notables que produjo la expansión territorial fue la ampliación de la percepción del paisaje estadounidense. La nueva manera de entender el escenario natural fue plasmada por la pintura de paisaje, el género artístico más importante del arte estadounidense del siglo XIX.


Entre 1825 y 1865 los artistas se interesaron primordialmente por dos grandes escenarios, el valle del río Hudson y las montañas Rocallosas. A medida que la nación expandía su territorio y dominio, comenzaron a aparecer vistas del Oeste e incluso algunos panoramas sudamericanos pintados por artistas-exploradores, como Frederic Edwin Church o Albert Bierstadt. La mayoría de estos nuevos paisajes, encargados por terratenientes y empresarios, cumplieron con la función de dar publicidad a las posibilidades expansionistas y comerciales que ofrecían tierras lejanas para aquellos inversionistas que detentaban la doctrina del Destino Manifiesto.


Asher Brown Durand, The Trysting Tree, 1868

     
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