El Año Nuevo judío, chino y musulmán
     
     
     

 

 

¿Cómo se festeja en China el Año Nuevo?

Las fiestas de Año Nuevo en China se llevan a cabo en los meses de enero y febrero, cuando aparece la segunda luna nueva posterior al solsticio de invierno. La celebración dura quince días y termina con la Fiesta de los Faroles, momento en el cual la luna llena anuncia el fin del frío y la desaparición de los crueles demonios invernales.

 

En China cada año está representado por un animal. La leyenda dice que Buda, antes de partir de la Tierra , convocó a todos los animales pero sólo se presentaron los siguientes doce: rata, vaca, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, carnero, mono, gallo, perro y cerdo. Buda los recompensó usando sus nombres para denominar a los años según el orden en que fueron llegando. Cada 12 años, cuando la lista se termina, el ciclo empieza nuevamente. Los chinos creen que el animal que gobierna el año en el que una persona nace tiene una profunda influencia sobre su personalidad, al respecto dicen: "Este es el animal que escondes en tu corazón".

 

 

El origen de la fiesta de Año Nuevo se remonta a tiempos muy antiguos. Existen distintas leyendas que explican el surgimiento de esta celebración. Una de las más conocidas explica que Nien, una bestia extremadamente cruel y feroz, acostumbraba cada año llegar a los pueblos para devorar personas. Con el fin de mantenerla alejada, los habitantes idearon pegar en las puertas de sus casas rollos de papel color rojo con bendiciones y palabras de buen augurio. Además, iluminaron sus casas y las calles con antorchas y encendieron fuegos artificiales durante toda la noche. El plan funcionó y Nien fue ahuyentada. Entonces la celebración duró varios días, durante los cuales la gente intercambió regalos, bailó y comió deliciosos platillos.

En el primer día de los festejos de Año Nuevo se cree que varios dioses ascienden al Cielo para presentar sus respetos e informar acerca de los asuntos hogareños al Emperador de Jade, la deidad suprema del taoísmo. Según la tradición, las familias deben honrar a estos dioses quemando papel moneda de uso ritual que sirve para pagar sus gastos de viaje. Otro ritual con un sentido similar consiste en poner azúcar en los labios del Dios de la Cocina, una de las deidades que hacen este viaje, para asegurar que éste presente un informe favorable al Emperador de Jade o por lo menos mantenga un dulce silencio.

Como en todas las festividades chinas, en Año Nuevo la comida tiene un papel primordial. Para esta ocasión se utilizan ingredientes que por su nombre atraen la buena suerte; así, por ejemplo, se come yu que significa pescado y que tiene el mismo sonido que el término chino para abundancia; el cebollín significa eternidad; los nabos, buenos augurios y las bolas de pescado y carne simbolizan unión. También se prepara pudín de arroz para desear éxito en los estudios y promociones en el trabajo y empanadillas (jiozi) que tienen forma de lingotes de oro para garantizar que no falte el dinero.

Además de hacer todos los preparativos para la cena, los chinos llevan a cabo una exhaustiva limpieza que comienza aproximadamente un mes antes del Año Nuevo. Una vez eliminado todo rastro de mala suerte se colocan rollos y cuadros de papel conocidos como “coplas de primavera” que tienen escritas palabras de buen augurio tales como “larga vida”, “buena suerte”, “riqueza”, entre muchas otras. Es curioso el hecho de que en esta fecha las coplas sean comúnmente colocadas al revés en paredes y ventanas. Esto se debe a que el ideograma mandarín tao, que significa “al revés”, tiene el mismo sonido que la palabra llegada. Así las coplas volteadas representan la llegada de los tiempos de prosperidad y abundancia.

Otra importante costumbre china en Año Nuevo es regalar sobres rojos a niños y jóvenes. Estos sobres, llamados yasuiqian, además de contener dinero, son depositarios de una tradición milenaria. Según la leyenda, un duende llamado sui, sinónimo de año, visitaba a los niños en la noche de Año Nuevo con la maligna intención de causarles una enfermedad. Con el propósito de ahuyentar a estos seres o, mejor dicho: con la idea de sobornarlos, los padres de familia ponían sobres rojos con dinero debajo de las almohadas o atados a la cama de sus hijos.