Los libros en la Edad Media
     

 

Nacimiento de la industria editorial

Durante el siglo XIII se realiza una revolución en la técnica de los libros. El progreso social y el desarrollo de la cultura y la economía laicas generalizan de nuevo la necesidad de la escritura. A la sombra de las universidades —París, Boloña, Cambridge, Oxford— se constituye todo un pueblo de copistas —quienes a menudo son estudiantes pobres que se ganaban así la subsistencia— y de libreros (stationarii). El desarrollo del oficio intelectual determinó la era de los manuales. El libro deja de ser un objeto de lujo y se convierte en instrumento de trabajo. Así, el libro se convierte en un producto industrial y objeto comercial.

Con la industrialización de la producción de libros disminuyó su ornamentación, dejaron de hacerse letras decoradas y las miniaturas comenzaron a hacerse en serie. También cambió el formato del libro, se hizo más pequeño y manejable para poder ser transportado de un lugar a otro. La letra minúscula gótica, más rápida, reemplazó la antigua letra, más complicada. Los nuevos tipos de letra varían según los centros universitarios: letra parisiense, inglesa, boloñesa. Esta letra corresponde también a un progreso técnico: se abandonó la caña de escribir para adoptar la pluma de ave, por lo general de ganso, que permitía mayor facilidad y rapidez en el trabajo. Finalmente, en el siglo XVI, tras la invención de la imprenta, prácticamente desapareció el arte de hacer libros artesanalmente y de iluminarlos a mano.

Fuente:
Página electrónica del Medieval Manuscript Manual de la Universidad de Europa en Budapest:
http://www.ceu.hu/mestud/manual/MMM/home.html

Le Goff, Jacques: Los intelectuales en la Edad Media. España, Gedisa, 1987.

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