El intercambio cultural

Además de una infinidad de artículos comerciales que circulaban por la Ruta de la Seda, estos caminos sirvieron de paso al intercambio de conocimientos entre Oriente y Occidente. El diálogo e interacción entre culturas fue la parte definitoria de la vida en esta ruta. Por estas vastas redes transitaban más que mercancías y materias preciosas; el constante movimiento y la mezcla de pueblos también dio lugar a la transmisión de conocimiento, ideas, culturas y creencias, lo cual tuvo un profundo impacto en la historia y la civilización de los pueblos euroasiáticos.

Todos aquellos que atravesaban la Ruta de la Seda llevaban consigo su cultura, arte, filosofía y creencias. El budismo llegó a China a través de estos caminos y el islam, cristianismo, zoroastrismo y confucianismo también transitaron por ese espacio geográfico. Bienes e ideas se intercambiaban en ciudades con nombres exóticos como Antioquía, Babilonia, Erzerum, Hamadn, Bukhara, Samarkanda, Kashgar y Xian, así como otros tantos nombres que están perdidos en el tiempo.

Los pueblos y ciudades que crecían a lo largo de esta ruta jugaban una parte fundamental en el desarrollo del diálogo cultural. Se desarrollaron varios poblados a lo largo del camino, especialmente en los oasis. En cada población se daba el intercambio comercial y cultural. En el extremo poniente de esta ruta, en Chang'an (actualmente Xian en China), era una ciudad cosmopolita donde gente de muchas culturas convivía. Para el año 742 tenía una población de casi 2 millones de personas, con más de 5 mil extranjeros que vivían en ella: turcos, iraníes, indios, japoneses, coreanos, malayos, etcétera. Entre ellos misioneros, peregrinos y mercaderes. En los bazares de la ciudad se encontraban plantas raras, medicinas, especias y otros bienes que apreciamos como exóticos.

Uno de los bienes más importantes y determinantes que viajó por esta ruta fue la religión. Grupos de misioneros católicos llegaron a China siguiendo las rutas comerciales a través de Asia Central. El budismo llegó a China desde India por este camino (especialmente en los siglos IV y V después de N.E). A lo largo de este largo trayecto, el budismo se vio afectado por diversas influencias. Esto se ve muy claramente en el arte de los monasterios que se fundaron a lo largo de la ruta.

Uno de los rasgos más interesantes de las poblaciones de la ruta fue la convivencia entre personas de los más diversos signos culturales. Por ejemplo, comerciantes sogdianos de las ciudades estado de Samarkanda (actualmente en Uzbekistán oriental) y Bukhara, a miles de kilómetros al oeste de Chang'an, adoraban a Zoroastro en templos maniqueos; cristianos nestorianos asistían a iglesias y budistas y daoístas convivían en sus propios templos. La habilidad para trabajar y vivir juntos era esencial para mantener a la Ruta de la Seda abierta y conservar vivo su intercambio comercial y cultural.

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