.....El
entusiasmo invadió a todos los paseantes y la reunión
se transformó en pesca abundante. Con los pies en el agua, buscábamos
ejemplares debajo de las piedras, en las orillas donde la corriente
tenía el agua más tranquila. Dos planarias para cada equipo
de trabajo fue el resultado. Veinte en total.

.....El
lunes siguiente fue de expectación masiva. Había libro
de prácticas, clase de biología, mucho entusiasmo y por
supuesto... también planarias. Estuvimos de acuerdo todos en
realizar la práctica; aunque, según las instrucciones,
más bien parecería una carnicería de gusanos.
.....Cada
equipo debía llevar para el miércoles siguiente un vaso
de cristal. Implemento científico de laboratorio, indispensable
para hospedar a nuestras mártires de la ciencia biológica.
Según el manual, debíamos hacer dos cortes transversales.
¡Uf! Tendríamos que seccionar en tres partes aproximadamente
iguales. En uno de nosotros equivaldría a un corte a la altura
del pecho y otro por debajo del ombligo.
.....Bueno,
si los famosos gusanos eran capaces de sobrevivir a la confección
del picadillo y además regenerar el resto de su cuerpo para tener
tres planarias en lugar de una, la biología se habría
ganado nuestra credibilidad y los platelmintos nuestro respeto.
.....Todo
se hizo como lo estipulaba el libro. Nos sentimos émulos del
doctor Frankenstein. Cada equipo sería responsable de vigilar
día a día que no le faltara agua limpia a nuestros ejemplares
y además, que efectivamente comenzaran ese proceso casi mágico
de la regeneración.
.....Ocho
días después era evidente que, a pesar de haber tenido
algunas bajas, las planarias sobrevivientes estaban casi completas.
El maestro se entusiasmó tanto que organizó una muestra
de la ciencia con nuestro experimento, para que el resto de los compañeros
de la escuela tuvieran oportunidad de observar los resultados experimentales.