Samurai

     



El hombre que tiene a las armas como profesión
debe calmar su mente y mirar dentro
de las profundidades de otros.
Éste es el fin más preciado de las artes marciales.
Siba Yoshimasa (1350 – 1410)

Bushido o La conducta del guerrero

 

El samurai con armadura personificaba los ideales de fuerza y valor imperial en la era feudal del Japón. Todos los samurai se atenían a un código estricto no escrito conocido como bushido o “la conducta del guerrero”. El bushido exigía una entrega casi religiosa a la vida militar, en que las penalidades físicas regían y una muerte heroica en la batalla era la meta más honorable. El bushido contenía los estándares morales que hicieron de los samurai autoridades no sólo militares sino morales y, en algunos casos, hasta filosóficas. Este código dictaba virtualmente todos los aspectos de la vida de los guerreros y llegó a influenciar toda la cultura japonesa.

  Según el bushido, el primer deber de un samurai era morir por su señor, el daimyo. “Si piensas salvar la vida —decía un guerrero legendario—, es mejor que no vayas a la guerra”.El samurai debía estar dispuesto a dar su vida en defensa de la vida y honor de su señor. Además de la lealtad, otros principios que regían la conducta del samurai eran la disciplina, el respeto, el comportamiento ético y el autoconocimiento. Buscaban el honor mirando dentro de su propia alma y confrontando los miedos. También se les enseñaba a apreciar y respetar la vida.
 

El samurai ejercitaba la paz emocional, el autocontrol ante la muerte, la conducta digna y respetuosa ante lo inevitable y la comprensión de la muerte, así como la bondad, piedad y honestidad. Al samurai se le enseñaba que su función esencial era ejemplificar la virtud a las clases inferiores.
El bushido obligaba a seguir un régimen estricto de entrenamiento marcial y atlético. El samurai adquiría su fuerza y destreza en el combate a lo largo de años de riguroso adiestramiento orientado a fortalecer el carácter y la realización de proezas físicas. Los futuros samurai eran aprendices de maestros en ballestería y esgrima, quienes endurecían sus cuerpos y sus espíritus con prolongados ayunos y largas caminatas descalzos por la nieve.

A pesar de los rigores del adiestramiento de un samurai, sus principios de combate se basaban en el principio de “suavidad” aplicada con destreza. La técnica era parecida a la del moderno ji-jitsu (arte marcial que significa “el arte suave”), en el que la flexibilidad y habilidad en los movimientos vence a la fuerza bruta. Los samurai aprendían a combatir a caballo y a pie, con armas y sin ellas.
 

El kendo (arte marcial que usa la espada) fue una de sus especialidades. Usaban una espada larga para el combate a caballo y una espada corta para luchas de cuerpo a cuerpo y para cercenar las cabezas de sus adversarios.
Una vez que el samurai había dominado la técnica de su profesión, nunca la abandonaba.

Se adiestraba a diario y viajaba por Japón en busca de maestros cada vez más exigentes. Según su código militar: “un samurai debe vivir y morir con la espada en la mano…Ser valiente y guerrero debe ser su única condición invariable”.
A mediados del siglo XIX el bushido se había convertido en la base del comportamiento ético de toda la sociedad japonesa, sólo que en lugar de lealtad al señor feudal o daimyo, ahora se debía lealtad y sacrifico al emperador.

     
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