Paulatinamente,
los clanes de las aldeas fueron especializándose en diferentes
áreas de la producción: algunos se dedicaron a la agricultura,
otros al pastoreo y otros a la cerámica o a los textiles. Al
intercambio que se dio entre los distintos clanes para abastecerse de
diferentes productos se le llama trueque y se le considera como el primer
intercambio comercial.
Al
adquirir gran importancia la ganadería y también la agricultura
que aprovecha el trabajo de animales, empieza el predominio del hombre.
Hacia finales del Neolítico, la introducción de la esclavitud,
relacionada con la guerra, actividad varonil, fortaleció también
la posición del hombre en la sociedad. Para entonces, se considera
de preferencia la descendencia la línea paterna, o sea, los hijos
permanecen en el clan del padre y éste llega a ser el jefe de
la familia. Así, a parece el patriarcado.