.....Compartíamos el entusiasmo e hicimos carteles, averiguamos más sobre los platelmintos, organizamos presentaciones con ilustraciones. Todo un evento, casi un congreso de los expertos en que nos habíamos convertido.

.....Cuánto aprendimos esos días.

.....¡Sí!, las planarias existen. ¡Si!, son gusanos planos. ¡Sí!, son capaces de regenerar completamente su cuerpo y los órganos que los componen.

Sí, todo cierto. La biología no mentía, sin embargo estábamos destinados a la cruel fatalidad. La mañana de la presentación, a primera hora, se escuchó un alarido espantoso.

—¡No! ¡Las planarias desaparecieron!

.....Esa apariencia fantasmal no era gratuita. Se esfumaron como lo haría alguno de esos espectros. Cada uno de los vasos estaba en su lugar, pero perfectamente limpio y seco. Ni rastros de los gusanitos.

.....Nadie avisó a la persona que se encarga de la limpieza en la escuela y al notar que todos los vasos tenían pequeñas manchas negras decidió lavarlos cuidadosamente para evitar que alguien enfermara si bebía de esa agua.

.....Cuánto aprendimos esos días.

.....¡Sí!, las planarias existen. ¡Si!, son gusanos planos. ¡Sí!, son capaces de regenerar completamente su cuerpo. Pero lo más importante, es que para ser científico, hay que aprender a marcar y poner avisos cuando hagamos algún experimento.

.....Hoy en nuestro salón existe una hoja de papel que dice: “Aula dedicada a los platelmintos turbelarios, mártires de la ciencia muertos en el cumplimiento del deber. Regeneraron sus cuerpos, pero al detergente sucumbieron”.

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