¿Qué
se conmemora el primero de mayo?
El 1º de mayo se celebra el Día Internacional del Trabajo. En muchos
países se realizan grandes desfiles o manifestaciones de organizaciones
laborales y de trabajadores independientes, en los que se declaman encendidos
discursos cuyo tema principal es la situación laboral de un grupo
específico o del país. En algunas naciones la celebración
oficial del primero de mayo sirve como termómetro para medir
la relación entre las organizaciones laborales y el gobierno, según
el poder de convocatoria que tenga el Estado. Pero, ¿sabías
que esta conmemoración tiene su origen en un episodio de la historia
laboral norteamericana?.
Los
mártires de Chicago
La
Jornada laboral de ocho horas
La historia de los mártires de Chicago
comienza en una convención de la Federación de trabajadores
de Estados Unidos y Canadá en 1884. En esa convención, la
Federación llamó a los trabajadores a luchar por la jornada
laboral de 8 horas (que se venía pidiendo desde la década
de 1860), para sustituir el día laboral de 10, 12 y hasta 16 horas
que prevalecía. La Federación declaró que la jornada
de ocho horas entraría a efecto el 1º de mayo de 1886. En los meses
previos a esa fecha miles de trabajadores, organizados e independientes,
fueron puestos en alerta. Las fuerzas represoras policíacas y de
la guardia nacional se prepararon para contrarrestar a los trabajadores,
recibieron equipo y armas nuevas financiadas por poderosos líderes
comerciales, que se oponían a las demandas laborales. Chicago fue
el centro principal de la agitación.
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El
primero de mayo de 1886
El primero de mayo de 1886, Albert Parsons, líder
de la organización laboral Caballeros del Trabajo de Chicago,
dirigió una manifestación de 80 mil trabajadores a través
de las calles de Chicago, solicitando la reducción del horario
laboral a ocho horas diarias. En los siguientes días se unieron
a esta demanda 350 mil trabajadores de toda la Unión Americana,
que iniciaron una huelga nacional que afectó más de mil
fábricas. La unión de los trabajadores causó mucha
alarma entre los industriales y en la prensa, pues vieron en las manifestaciones
el inicio de una revolución.
Los anarquistas y otros radicales políticos creían que la
petición de reducción de jornada era una medida moderada
y en un principio no quisieron involucrarse, pero el nivel de convocatoria
que logró Albert Parsons convenció a los anarquistas de
integrarse al movimiento. El 3 de mayo August Spies, director de un periódico
laborista, habló ante 6 mil trabajadores. El grupo de huelgistas
se dirigió después a una fábrica cercana, la planta
McCormick, a manifestarse. Pronto llegó la policía, abrió
fuego y mató por lo menos a un huelgista, hiriendo a muchos más.
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