La
masacre de Haymarket
Los anarquistas convocaron a una reunión masiva en la noche del
4 de mayo de 1886 en el mercado de la ciudad (Haymarket), con el propósito
de protestar por la brutal acción policiaca del día anterior.
Spies, Parsons y Samuel Fielden fueron los oradores en Haymarket, ante
una reunión de 2 mil 500 trabajadores. Cuando la manifestación
estaba terminando y empezaba a llover, llegaron al lugar cerca de 200
policías. Mientras la policía pedía que se dispersara
la reunión, alguien lanzó una bomba que estalló y
mató a un policía. Se armó el alboroto y en la confusión
la policía comenzó a disparar, causando la muerte de siete
policías y cuatro trabajadores, además de muchos heridos.
Nunca se supo quién lanzó la bomba, pero este incidente
se tomó como pretexto para perseguir anarquistas y organizaciones
laborales a lo largo del país. La policía saqueó
hogares de trabajadores y arrestó a muchos de ellos.
Los
mártires de Chicago
El 21 de junio de 1886, ocho líderes laborales
(Parsons, Spies, Fielden, Schwab, Fischer, Lingg, Engle y Nebee) fueron
acusados de conspiración para asesinato por la explosión
de la bomba que mató al policía. El juicio, que condenó
a siete de ellos a morir ahorcados y a uno a 15 años de cárcel,
estuvo plagado de mentiras e incluso el fiscal llegó a pedir al
jurado: Castigue a estos hombres, haga un ejemplo de ellos, cuélguelos
y salve nuestras instituciones. El 11 de noviembre de 1886 fueron
ahorcados Parsons, Spies, Fischer y Engel. Louise Lingg, anarquista, se
suicidó en prisión y Fielden, Nebee y Schwab lograron conmutar
la pena de muerte por cadena perpetua. Más de 200 mil personas
asistieron a la procesión funeraria de los líderes muertos.
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El
caso de Haymarket provocó un escándalo internacional. El
gobernador Oglesby recibió cientos de miles de cartas pidiéndole
clemencia para los condenados, pero todo fue inútil: los condenados
fueron ejecutados. La verdadera causa de su muerte no fue la explosión
de la bomba, sino su capacidad para organizar a la clase obrera en demanda
de mejoras laborales, con lo cual amenazaban los intereses de industriales
y conservadores dentro del gobierno.
La
barra de abogados de Chicago condenó el juicio y siete años
después el Gobernador de Illinois, John Peter Altgeld, declaró
la inocencia de los ocho acusados y liberó a los tres sobrevivientes.
Se construyó un monumento para depositar los restos de los hombres
juzgados y honrar su memoria. Más tarde los restos de otros líderes
laborales, como Emma Goldman, Bill Hayward y Joe Hill, fueron depositados
en el Monumento Haymarket en Chicago.
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