Nuevas
naciones africanas
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En el siglo XX, cerca de cuarenta naciones africanas obtuvieron su independencia de los países europeos (Francia, Inglaterra, Bélgica, Portugal) que impusieron su dominio sobre África a lo largo del siglo XIX. La etapa más importante de descolonización africana podemos situarla entre 1956 y 1962. Si en 1945 apenas había un solo Estado regido por africanos, para 1960 existían más de 30. Los primeros Estados independientes fueron Marruecos, Túnez y Sudán, en 1956; y Ghana, la antigua Costa de Oro, en 1957. Después siguió una ininterrumpida racha de independencias, sobre todo en el año de 1960: Nigeria, Somalia, Sierra Leona y Tanganica (hoy Tanzania). El Congo, dominio belga, tuvo uno de los procesos independentistas más violentos. Angola obtuvo su independencia de Portugal con la ayuda de la Cuba socialista. Algunos líderes revolucionarios fueron: Kwame Nkrumah en Ghana (antes Costa de Oro), Jomo Kenyatta en Kenia, Julius Nyerere en Tanzania, Nnamdi Azikiwe en Nigeria. La gran mayoría de estos líderes estudiaron en Gran Bretaña o en Estados Unidos, y regresaron a África con ideales sociales y decididos a lograr la independencia. Todos ellos se convirtieron en gobernantes de sus respectivos Estados soberanos. El subcontinente africano tiene una enorme variedad de etnias, religiones y formas de vida. Esta diversidad provocó, durante el proceso de descolonización, muchos enfrentamientos tribales y regionales. |
Foto: Michael S. Lewis. National Geographic. |
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Al sur de África, en países como Rhodesia (ahora Zimbawe) y Sudáfrica, la independencia empeoró las condiciones de vida de sus habitantes. Por el contrario, la dominación blanca mantuvo durante prácticamente todo el siglo XX una política de segregación racial (llamada en Sudáfrica Apartheid), que separaba a los blancos de los negros sin dejar intervenir a estos últimos en ningún aspecto de la vida pública. En general, la concesión de la independencia en países de África no trajo la paz y prosperidad anheladas. El desarrollo de las nuevas naciones independientes ha sido especialmente complicada porque muchas de las fronteras fueron resultado de arbitrariedades coloniales. Constantemente se producen conflictos internos y fronterizos, que han servido como pretexto para la intervención de las antiguas potencias colonialistas. Además, junto a estructuras sociales modernas conviven formas de vida tribales. También hay rivalidades religiosas entre regiones y territorios: entre cultos animistas, misiones cristianas y el avance del Islam. A lo anterior se añade que las potencias europeas no dejaron a las naciones africanas una base firme de prosperidad o autosuficiencia. A principios de los años 80 la economía de África era aún principalmente agrícola, lo que trae consigo, en años malos, la amenaza de hambre para miles de personas. |
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