
|
|
|
|
|
La
evolución del ser humano
|
|
|
|
|
 |
Un
cerebro para sobrevivir
La vida del ser humano durante el Paleolítico era difícil.
Como todos los seres de la prehistoria, los primeros hombres tuvieron
que enfrentarse a peligros que los acechaban a cada momento y cambios
climáticos que ponían en riesgo su supervivencia como especie.
Para colmo, el ser humano nunca se ha encontrado adecuadamente adaptado
para vivir en cualquier medio natural porque sus defensas corpóreas
son generalmente inferiores a las que poseen la mayor parte de los animales.
El hombre no tiene un abrigo de piel semejante al del oso polar, para
conservar el calor de su cuerpo en un ambiente frío. Su cuerpo
no está especialmente adaptado para la huída, la defensa
propia o la cacería. No tiene un color que lo proteja, como el
tigre o el leopardo; ni una armadura, como la tortuga o el cangrejo; ni
garras o pico, o un oído o vista agudos; tampoco posee alas para
escapar o una gran fuerza muscular para atrapar presas de su tamaño
o defenderse de ataques.
|
|
|
Sin
embargo, la desventaja corporal del ser humano frente a la mayoría
de los animales se compensa con un órgano invaluable: un cerebro
grande y complejo. El cerebro constituye el centro de un extenso y delicado
sistema nervioso. Gracias a este equipo, el ser humano puede
dar respuestas diferentes, apropiadas a una amplia variedad de objetos
y condiciones exteriores que lo afecten. Como la mayor parte de los
mecanismos de adaptación se encuentran localizados en el cerebro,
cuando las condiciones exteriores cambian el ser humano puede adaptarse
a ellas y garantizar así su superviviencia y multiplicación.
|
Las
distintas especies humanas contaron con cerebros de distintos tamaños
que dotaron al ser humano de la inteligencia necesaria para construir
substitutos para la carencia de defensas corpóreas, como abrigos
para el frío, armas para la defensa y cacería o habitaciones
para refugiarse. Pero este proceso de aprendizaje y transmisión
del conocimiento no fue continuo ni homogéneo, por eso pasaron
miles de años antes de que la especie humana pudiera hacerse de
rasgos culturales complejos, como el lenguaje articulado, la escritura,
el uso de metales o el pensamiento religioso.
|
|
En
el momento en que los seres humanos fueron capaces de evitar las catástrofes
mediante la prudencia, la previsión y la habilidad, empezó
a funcionar una nueva fuerza en el proceso de selección, algo muy
semejante a lo que se denomina inteligencia humana.
|
|
|
 |
|